Lo que voy a contar me pasó en Madrid. Fue un hecho muy curioso y muy gracioso.
Era un día de rutina laboral de lo más común, estaba yo en la estación de metro de Gran Vía cuando sentí algo muy raro en la boca. Algo sólido, o mejor pensar algo insólito, mejor que no estuviera allí. Uno de mis dientes se había roto. ! No me lo podía creer! De hecho no estaba masticando nada en aquél momento, pero la hijo de perra se me rompió. !Que cabronada! Bueno, no hace falta decir que de aquel momento ´alante` no me reí de nada más. Al día siguiente busqué al dentista y él me hizo una pieza provisoria para tapar el agujero y la pegó con pegamento no muy bueno porque se me caía de rato en rato y me quedaba igual que una portería pero sin portero. Lo gracioso viene de el hecho de que en aquella época yo trabajaba de camarero en un restaurant que se llamaba ´´Mayte``, un restaurant adonde va la gente que tiene dinero. Bueno, yo estaba preguntando al señor si le apetecía agua en una de las mesas que yo servia y....... se me cayó el puto diente al suelo.
!Menos mal que nadie lo ha notado!
Me bajé cuidadosamente, me cogí el diente y me fui echando ostias al servicio para componerme de la verguenza que pasé.
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